"Ha echado todo lo que tenía para vivir" (Lc 21,1-4)
Señor Jesús, terminamos el año litúrgico y tu Palabra nos pone delante de situaciones que conocemos bien. Y nos pides que no nos ahorremos nada, que no busquemos más seguridad que la de sabernos en tus manos. Y nos recuerdas que la mejor ofrenda es darnos a nosotros mismos.
Señor Jesús, aquella viuda echó todo lo que tenía para vivir. Y yo, ¿qué estoy dispuesto a dar durante este día? Y de nuevo tu Palabra y tu ejemplo me dicen que me dé con una sonrisa, con mi disponibilidad, con gestos sencillos, con mi ayuda a quien la necesite, con mi generosidad ante quien solicite de mi tiempo, atención o presencia. Ojalá hoy me dé a manos llenas.
Señor Jesús, hazme desprendido y desapropiado, sencillo y solidario. Haz que tenga con todos palabras y gestos oportunos. Haz que en este día mis actitudes te recuerden y hagan que alguien recobre vida y esperanza.
Señor Jesús, que hoy dé todo lo que tengo para vivir en cada pequeña cosa, en cada conversación y en cada palabra compartida.
Así te lo pido. Así sea.
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