Rafael Pombo
Este era el lindo pardillo
tan manso como galán.
Dulcísimo pajarillo
que con tierno cantarcillo
pedía miajas de pan.
Esta es la pérfida gata,
insensible, atroz, ingrata,
que al pechirrojo embistió.
Y las uñas le clavó
y casi lo desbarata.
Este es el mastín valiente
que saltando noblemente
sobre esa gata verdugo,
libertó del fiero yugo
al pajarillo inocente.
Y este es el leñador
que vuelve de su labor
hacha al hombro y leña al brazo,
y a dar al amo un abrazo
corre el mastín salvador.
Y esta es la niña bonita
que va con su canastita
a encontrar a su papá
llevándole una cosita
que el viejo saboreará.
Y esta es la limpia cabaña
con flores y árboles bella
y un torrente que la baña,
donde vive la doncella
y el viejo que la acompaña.
Y este es el cuarto sencillo
de dormir y de coser,
y a donde viene el pardillo
a repetir su estribillo
pidiendo algo de comer.
¿Y en qué paró aquel cantar?
—¡Ay! en llegando al hogar
la niña, el viejo y el perro,
tuvieron que hacerle entierro
con lágrimas de pesar.
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