miércoles, 16 de noviembre de 2022

MEDITACIÓN MIÉRCOLES XXXIII TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

 


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida. Dijo, pues:
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:
“Negociad mientras vuelvo”.
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu mina ha producido diez”.
Él le dijo:
“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.
El segundo llegó y dijo:
“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.
A ese le dijo también:
“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.
El otro llegó y dijo:
“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.
Él le dijo:
“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.
Entonces dijo a los presentes:
“Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”.
Le dijeron:
“Señor, ya tiene diez minas”.
Os digo: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.


“Caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén" (Lc 19,11-28)

Señor Jesús, qué bueno es leer tu palabra despacio y hasta el final. Y justo al final del Evangelio de hoy nos deja Lucas este detalle asombroso: caminabas delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén. Gracias, gracias por ir delante, gracias por ser maestro, gracias por marcar un camino y dejarnos unas huellas a partir de las que conformar nuestra vida a la tuya.

Señor Jesús, que nunca me ponga yo por delante, que nunca crea que yo solo puedo, que nunca camine solo, que siempre esté en disposición de caminar, de complicarme la vida, de embarrarme… que un día más te busque y te encuentre allí donde estás presente. Que no me canse nunca de buscarte y desear lo que Tú quieres que yo quiera.

Señor Jesús, camina delante mío, hazte el encontradizo, sé mi amigo, acompaña mis pasos vacilantes y fortalece mis fuerzas para que venza mis cansancios y mis perezas. Que nunca caiga en mi propia trampa de creer que no vas delante o de que me dejas solo, sino que me des la capacidad de darme cuenta de que el que no va detrás soy yo y de que Tú nunca me fallas. 

Acompaña mi jornada. Haz que viva mi subida a Jerusalén siempre detrás de Ti. 

Así te lo pido. Así sea.


MEDITACIÓN DEL PADRE DAMIÁN





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