Oh, Virgen Santísima, protégeme de todo tipo de odio. Ayúdame a permanecer en silencio cuando sea enfrentado por el odio. Mantenme fuerte en mi pertenencia a Jesucristo cuando esté más débil. Sella mis labios. Ayúdame a volverle la espalda a los que me comprometen con palabras que niegan las enseñanzas de tu Hijo o de aquellos que se burlan de mí a causa de mi fe. Ruega por estas almas, querida Madre, para que puedan renunciar a Satanás y sentir la paz de tu amor y el Espíritu Santo dentro de sus almas. Amén.
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