Un cerdo y un asno vivían en una misma cuadra. El asno se quejaba de que mientras él trabajaba, el cerdo comiendo berza y bellotas, se llevaba buena vida. ¡Así se iba poniendo de gordo!
Pero llegó el invierno. El cerdo casi no podía andar con las grasas que tenía encima. Y el dueño resolvió matarlo. Cuando el asno vio el fin de su compañero, se dijo:
- Si en eso ha de terminar la holgazanería, prefiero el trabajo.
El fin de los holgazanes no suele ser muy envidiable.
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