volaba,
iba,
venía,
aparecía,
se ocultaba
y no se paraba
ni se detenía.
¿A dónde iría?
El jazmín,
la rosa,
la dalia preciosa
y la maravilla
de la campanilla
y el clavel hermoso
le gritaban: ¡Ven!
Y ella no atendía,
volaba,
volaba,
bajaba,
subía,
aparecía
y se ocultaba
y no se paraba
ni se detenía.
¿A dónde iría?
¡Nadie lo sabía!
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