"Proclama mi alma la grandeza del Señor" (Jn 1,39-56)
Señor Jesús, terminamos hoy este mes precioso dedicado a María, tu madre y madre nuestra. Bajo su protección nos sentimos cuidados, queridos y abrazados. Gracias, Señor, porque ella nos habla de Ti y nos remite a Ti. Con ella nos gustaría proclamar hoy tu grandeza.
Señor Jesús, toda mi vida proclama hoy que en mí haces grandes cosas, que me siento un hijo agradecido y privilegiado. Y cuando me pregunto ¿qué sería de mí sin Ti? me doy cuenta de que ya no puedo ni imaginarlo. Gracias porque soy lo que soy porque te conozco y porque me quieres como soy.
Señor Jesús, toda mi vida proclama hoy que me habitas, que haces que los otros no me sean indiferentes, que tu modo de proceder me gusta y que vivo enamorado de tu proyecto. Gracias porque, pensándolo bien, todo lo mejor que me ha pasado y que me pasa tiene algo que ver contigo.
Señor Jesús, toda mi vida proclama hoy que soy testigo de que para Ti no hay nada imposible, de que eres capaz de transformarme, de que cuando Tú estás presente todo es de otra manera, de que contigo es más fácil vivir lo que venga confiados en que en todo y al final de todo siempre estarás Tú. Gracias porque como María, tu madre, también yo y todo lo mío se alegra en Ti.
De tu mano, bajo el manto de María, comienzo esta jornada y te pido que también a mí me llenes de Gracia, Señor.
Así te lo pedimos. Así sea.
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