Había en un pueblo un hombre muy malo llamado Veneno. Era borracho, holgazán y pendenciero. Tenía mucho odio a tío Juan, porque este era muy trabajador y le recriminaba con frecuencia su mala vida.
Un día Veneno decidió matar a tío Juan. Sabía que tenía que ir a una finca y le esperó escondido tras unas matas. Ya se disponía Veneno a disparar su escopeta cuando un escorpión le picó en una mano y le impidió realizar el criminal propósito.
Hasta los seres más odiados tienen a veces intervenciones importantes.
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