Oh, Santo Espíritu, san Fidel de Sigmaringa fue un abogado que amaba defender a los pobres. En un momento se enojó tanto por la avaricia de sus colegas, la inmoralidad y las actitudes agresivas que dejó la práctica, se convirtió en sacerdote y donó su riqueza a los seminaristas pobres. Le pido que interceda por los abogados de mi ciudad y nación. Inspíralos, Señor, para acercarse más a Ti, a convertirse en defensores de los acusados injustamente y a que trabajen para tu Reino. Ayuda a mis amigos y familiares que están siendo juzgados y asístelos a través de sus abogados, asegurándoles la victoria y un trato justo.
San Fidel de Sigmaringa, ruega por nosotros. Amén.
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