Hermenegildo y su hermano, Recaredo eran hijos de Leovigildo, rey de los visigodos de España, y de su primera esposa, Teodosia. Su padre los educó en la herejía arriana. Sin embargo, Hermenegildo se casó con una católica, quien con su ejemplo y oraciones convirtieron al mártir. Su padre al enterarse de esto se enfureció y lo desheredó, y tomó prisioneros a su esposa e hijo. Sin embargo, luego de un año hicieron las paces. Tiempo después, la segunda esposa de Leovigildo empezó a despertar nuevas sospechas contra Hermenegildo, que fue encarcelado en Tarragona acusado de herejía; se le ofrecía la libertad a condición de que se retractase.
El mártir pidió fervorosamente a Dios que le fortaleciese en su combate por la fe, añadió mortificaciones voluntarias a sus sufrimientos y se vistió con un saco, como los penitentes. Al negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, su padre lo mandó matar. Hermenegildo recibió la noticia con gran resignación y murió instantáneamente de un solo golpe de mazo. San Gregorio el Grande atribuye a los méritos de San Hermenegildo la conversión de su hermano Recaredo y de toda la España visigótica.
Sucedía esto en el año 585, y no se hizo esperar el fruto de aquella sangre vertida en defensa de la fe católica. Antes de un año, en el 586, fallecía Leovigildo recomendando a su hijo Recaredo que se convirtiese al catolicismo, cosa que hizo inmediatamente.
Y a los cuatro años del martirio de Hermenegildo, todo el pueblo visigodo abjuraba solemnemente el arrianismo, con lo que se conseguía aquella unidad que Leovigildo tanto deseara.
En 1585 fue canonizado por el Papa Sixto V.
ORACIÓN
Oh Dios, que suscitaste en tu Iglesia a san Hermenegildo, mártir, como intrépido defensor de la fe, concédenos a cuantos veneramos hoy la memoria de su martirio la unidad en la confesión de tu nombre y la perseverancia en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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