Oh, Santa Liduvina, que sufriste una horrible enfermedad incurable, postrada sobre una cama, con el cuerpo transformado en heridas horribles. Nunca reclamaste, blasfemaste o murmuraste contra Dios, mas todo lo aceptaste con bondad divina, como camino perfecto para la gloria del Cielo. Por eso tu cuerpo fue glorificado milagrosamente en la muerte y reintegrado como señal de tu gloria en el Cielo.
Intercede por nosotros para que nosotros amemos a Jesús, tomemos su cruz y caminemos con Él hacia la Casa del Padre.
Intercede también por todos los que sufren enfermedad, postrados en un lecho o que están en los hospitales, para que tengan el mismo valor y amor que tuviste y proclamar la Gloria de Dios, aceptando las cruces de la vida, por amor a Jesús crucificado.
¡Santa Liduvina, ruega por nosotros!
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