San Pedro Chanel, tú abandonaste tu tierra para anunciar a los pueblos de Oceanía a Jesús, el Salvador del mundo; conducido por el Espíritu de Dios que es la fuerza de los débiles, fuiste testigo del Amor hasta dar tu vida.
Otorga a nuestra comunidad de vivir como tú, en la paz, en la alegría y en la caridad fraterna; que tu ejemplo nos abra camino para ir a los más alejados, que estemos atentos a aquellos que buscan un sentido a su vida y también a aquellos excluidos y olvidados de nuestra sociedad.
Haz que nuestra comunidad permanezca asidua a la oración y que, a pesar de su fragilidad, mantenga la esperanza y la buena convivencia fraterna entre todos sus miembros. Sostenla en los momentos de duda y desaliento, que su fe permanezca viva y abierta a los interrogantes de los hombres de nuestro tiempo y de sus diferentes tradiciones espirituales.
Tú que amaste vivir al estilo de María, en presencia discreta, ¡haz que sea así también la nuestra!, y que nos preocupemos sólo de las cosas de Jesús. Nosotros permanecemos peregrinos en el camino hasta el día del juicio. Amén.
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