Madre de Andacollo, mujer de nuestra tierra, con confianza de hijos desde esta altura te pedimos que cubras Andacollo y a todos los pueblos de nuestro querido Chile y del mundo entero con tu manto materno, que sigas cuidando nuestros valles, mares y montañas, a los niños, jóvenes, trabajadores y gobernantes, y especialmente a los enfermos, a los pobres y a todos los que sufran. Llévanos por el camino correcto, corrige nuestros errores y enséñanos cómo perdonar y amar.
Nos comprometemos a hacer lo que nos pediste en Caná de Galilea y que nos pides constantemente en tu Santuario de Andacollo: “Hagan todo lo que mi hijo Jesús les diga”. Jesús nos pide hoy que seamos un solo corazón y una sola alma, un pueblo fuerte para peregrinar entre luces y sombras buscando justicia y anunciando el Reino de Dios.
Madre del evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, protégenos, fortalécenos y acompáñanos porque bajo tu manto no hay nada que temer. Amén.
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