San Pedro Palatino es un santo mártir de la iglesia católica quien vivió durante el siglo II de la era cristiana. Según cuenta la historia, este joven era sirviente de la casa del emperador Diocleciano y al ser descubierto, fue castigado con crueles torturas y finalmente quemado. Dos de sus compañeros de servicio, Doroteo y Gorgonio, se confesaron cristianos al ver su martirio y los tres perecieron el mismo día.
Pedro trabajaba en la casa del emperador Diocleciano, quien en el año 303 lanzó un decreto de prohibición de la religión católica bajo pena de muerte en todo el reino. Muchos cristianos huyeron, otros fueron descubiertos y martirizados. Por su parte, Pedro permaneció en su trabajo como mayordomo por la necesidad laboral.
Sin embargo, el emperador fue advertido de que entre sus sirvientes había cristianos. Diocleciano mandó a traerlos a todos frente a él para interrogarlos, el primero en ser confesado fue Pedro.
El emperador pretendía hacerlo renunciar a su fe y que prestara sacrificio a los dioses paganos, Pedro se negó y se declaró cristiano abiertamente. Diocleciano, furioso, ordenó que lo torturaran de terribles e inhumanas formas. Primero lo azotaron, lo colgaron por ganchos, y luego lo quemaron en una parrilla de fuego.
Doroteo y Gorgonio, dos sirvientes cristianos, se conmovieron ante las torturas de Pedro y se confesaron cristianos, por lo que también también fueron martirizados.
Sucedió en Nicomedia en el año 303.
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