MEDITACIÓN MIÉRCOLES V TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis?" (Mc 7,14-23) 

Señor Jesús, dame un corazón capaz de amar sin medida, capaz de dar vida, capaz de sentir con y por los otros, capaz de ver más allá de las apariencias, capaz de comprometerse con las causas justas, capaz de ponerse en el lugar de los demás, capaz de perdonar sin límites. 

Señor Jesús, dame un corazón dispuesto, abierto, esponjoso, vital, alegre, servicial y cercano. 

Dame un corazón capaz de distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo que de Ti procede y lo que procede de nosotros. Dame un corazón sencillo, preparado para cambiar lo que haya que cambiar, dispuesto a cumplir tu voluntad, feliz de saberse amado por Ti. 

Señor Jesús, haz que mi corazón entienda tu evangelio y me ayude a traducir tu palabra en gestos y acciones que sanen y salven, que iluminen y salen la vida de los que me rodean, que se parezca a tu corazón. 

Haz que mi corazón sea como el tuyo, apasionado, inclaudicable, paciente, ardiente y fiel. 

Señor Jesús, hazme comprenderte con el corazón. 

Así te lo pido. Así sea.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo:

«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina» (Con esto declaraba puros todos los alimentos).

Y siguió:

«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

MEDITACIÓN DEL PADRE DAMIÁN