martes, 8 de febrero de 2022

MEDITACIÓN MARTES V TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí" (Mc 7,1-13) 


Señor Jesús, ¿dónde está mi corazón? ¿Qué ama por encima de todo lo demás mi corazón? 

¿Vivo de Ti enamorado o simplemente sobrevivo con afectos y pertenencias que en nada me hacen crecer y menos entregarme sin medida? 

Señor Jesús, las palabras de tu evangelio de hoy exigen de mí autocrítica y verdad, discernimiento y preguntarme: ¿Soy yo de los que te honran con los labios o mi corazón reside y descansa en el tuyo? ¿Soy de los que te hablan y te piden cuando necesito y me veo sobrepasado? ¿Soy de los que te olvidan cuando tienen mucho que hacer y siempre tienen prisa? ¿Soy de los que te ignoran cuando te me presentas en aquellos en los que no te espero? 

Señor Jesús, sé cómo soy y sé que así me quieres. 

Me gustaría tener el corazón cerca de Ti, me gustaría ser más justo, más sencillo y más evangélico. 

Me gustaría acompañar mi oración con un compromiso cotidiano de vida, que no fuesen bonitas palabras sino una expresión sencilla de lo que siento, de lo que creo y espero. 

Que nunca mi oración sea vacía ni por cumplir, sino una expresión más de que te quiero, te necesito y de que pongo mi vida en tus manos, porque creo en Ti. 

Señor Jesús, escucha mi oración. 

Me gustaría vivir y orar en espíritu y en verdad. 

Así te lo pido. Así sea.



Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos". Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».





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