Juliana era una cristiana hermosísima, hija de un senador llamado Africano. Juliana, ya convertida y bautizada en secreto, hizo voto de virginidad. En el año 305, imperando Maximiano, fue conminada por su padre a casarse. Juliana se negó primeramente, aduciendo que no se casaría con alguien a menos de que fuera prefecto de la ciudad. Para Eleusio esto fue un acicate, así que logró ser prefecto. Y hubo boda. Entonces Juliana, la noche de bodas, le dijo que no estaba dispuesta a casarse con un pagano, por lo que tenía que convertirse. El marido le dice que solo quiere humillarlo y que si cambiase de fe el emperador le cortaría la cabeza. La respuesta de Juliana fue: "Si temes tanto al emperador terrenal, ¿cuánto más deberías temer al emperador celestial? Haz como mejor te parezca, pero has de saber que te engañas ". Y le dejó plantado, volviéndose a su casa; pero allí le tocó una paliza por parte de su padre, que la tomó del pelo y a rastras la devolvió a su marido. Pero en vano: Juliana confesó su fe con más ardor que nunca. El prefecto mudó su amor en odio y mandó que la desnudasen y apaleasen. Mientras más firme aparecía Juliana, más se enfurecía Eleusio. La sometieron a varios tormentos, como colgarla de los pelos y verter plomo hirviendo sobre el cuerpo.
martes, 15 de febrero de 2022
MARTIRIO DE SANTA JULIANA DE NICOMEDIA
Al no lograr nada, la metió en la cárcel. Estando allí se le presenta el demonio con apariencia de ángel:
Demonio: "Juliana, soy enviado de Dios para convencerte de que sacrifiques a los ídolos. No pretendas continuar sufriendo dolor, ya has padecido bastante. Esto debe terminar".
Juliana: "Señor Dios, no permitas que me pierda. Deja claro quién es el que me da este consejo". Entonces una voz del cielo ordenó al "mensajero" revelar su identidad.
D: "Yo soy un demonio. Mi padre me ha enviado aquí para decirte que estás en el camino equivocado".
J: "¿Quién es tu padre?".
D: "Es Belcebú. Él nos envía a todas partes para llevar a cabo malas acciones. Para mi desgracia he sido enviado aquí, pues no te puedo convencer".
Entonces Juliana tomó al diablo, lo lanzó al suelo y comenzó a golpearlo con las mismas cadenas que antes llevaba ella. Mientras el demonio gritaba: "¡Oh, poderosa Juliana, ten compasión de mí!". En ese momento el juez mandó llamar a Juliana y esta se encaminó a ser juzgada con el diablo atado. Muy parecido se lee en la leyenda de Santa Margarita de Antioquía (20 de julio), salvo que allí es un dragón. El diablo le suplicaba: "Juliana, ten compasión, no me hagas aparecer tan ridículamente ante la gente. Así nunca tendrán miedo de mí y no podré poseer a nadie. ¿No dicen acaso que los cristianos son compasivos? Pues en ti no he hallado compasión alguna". Pero alguna halló realmente, pues Juliana finalmente lo dejó libre tras arrastrarlo a una letrina y lanzarlo allí.
Juliana llegó ante el juez, que la condenó a padecer el tormento de la rueda, pero un ángel la rompió y le sanó las heridas, como mismo se lee de Santa Catalina de Alejandría (25 de noviembre). También padeció el potro, que la descoyuntó. Luego la mandó meter en un caldero de plomo hirviendo, lo cual fue para Juliana como un baño relajante.
Finalmente fue decapitada, no sin antes ver de nuevo al mismo diablo en forma de muchacho, que gritaba pidiendo más tormentos para ella, pero con solo mirarlo se escondió rápidamente, recordando la paliza que le había dado la santa. Todos los que vieron estos prodigios, 500 hombres y 130 mujeres, se convirtieron y fueron martirizados. Su memoria es el mismo 16 de febrero, como los Mártires de Nicomedia.
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