jueves, 17 de febrero de 2022

MEDITACIÓN JUEVES VI TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

 "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mc 8,27-36) 

Señor Jesús, para mí eres eso: Jesús, mi Señor. 

Mi primer gran amor, el más incondicional, el que me ha robado el corazón, el que sé que está siempre conmigo, en mí y a mi lado. 

Para mí eres amigo, hermano, más yo que yo mismo, alguien de quien nada me puede separar. 

Señor Jesús, para mí eres protector, refugio, escudo y fortaleza, baluarte donde me pongo a salvo, centinela que siempre está de mí atento, mi defensor. 

Para mí eres luz, verdad, camino y vida. 

Para mí eres maestro y compañero de camino, pastor y siempre confidente. 

Para mí eres mi razón, lo primero, lo mejor que me ha pasado. 

Señor Jesús, para mí eres el motor de mi vida, el mejor de los proyectos, mi modelo y guía, mi referente y la mejor excusa para ser plenamente feliz en la entrega y en el amor. 

Para mí eres mi Dios y mi todo. 

Enséñame a vivirte de tal modo que siempre sepa dar respuesta a la pregunta de quién eres y hacerlo desde lo más profundo del corazón, sin artificios ni protocolos, porque me conoces y lo sabes todo de mí. 

Contigo no hay secretos. 

Gracias, Jesús, por ser mi Señor. Amén.



Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27-33


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».


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