Oh Santa Águeda, ven en mi ayuda, tú que has sufrido con pechos mutilados que nunca mamaron; tú que has sentido tanto dolor, danos tu valor para superar la tristeza y la angustia, transformándolas en alegría y esperanza.
Sáname con tu fe y lava las marcas de la enfermedad y los sentimientos negativos con la sangre de tu martirio.
Oh, santa Ágata, concédeme tus virtudes y tu fidelidad a Cristo para vencer los males, peligros y enfermedades que amenazan la vida.
Intercede ante Dios Padre por mi salud, mi familia y todos los que confían en ti para que la curación sea completa, llegando también a mi alma, para que pueda servir a Dios y a los hermanos en el camino hacia la gloria de la resurrección.
Para gloria de tu martirio, dame fuerzas para soportar los dolores y sufrimientos que me afligen y presentar mi confiada súplica a Cristo. Amén.
Rezar el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre.
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