miércoles, 16 de marzo de 2022

EL LEOPARDO Y LAS MONAS (Félix María Samaniego)





























No a pares, a docenas encontraba
las monas en Tetuán, cuando cazaba,
un leopardo: apenas lo veían
a los árboles todas se subían,
quedando del contrario tan seguras,
que pudiera decir: no están maduras.
El cazador astuto se hace el muerto
tan vivamente, que parece cierto.
Hasta las viejas monas
alegres en el caso, y juguetonas
empiezan a saltar; la más osada
baja; se arrima al muerto de callada;
mira, huele, y aun tienta,
y grita muy contenta:
LLegad, que muerto está de todo punto,
tanto que empieza a oler el difunto.
Bajan todas con bulla, y algazara:
Ya le tocan la cara,
ya le saltan encima,
aquella se le arrima,
y haciendo mimos a su lado queda:
Otra se finge muerta, y lo remeda.
Mas luego que las siente fatigadas
de correr, de saltar, y hacer monadas
se levanta ligero,
y más que nunca fiero
pilla, mata, devora, de manera
que parecía la sangrienta fiera,
cubriendo con los muertos la campaña.
al Cid matando moros en España.

Es el peor enemigo el que aparenta
no poder causar daño; porque intenta,
inspirando confianza,
asegurar su golpe de venganza. 

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