miércoles, 31 de julio de 2019

ORACIÓN AL LEVANTARSE (1)

Señor, hoy quiero darte las gracias. Gracias por permitirme ver y disfrutar de un nuevo amanecer.
Quiero pedirte, Señor, que cuides y protejas a las personas que amo. Guíalas por el camino que Tú has preparado para ellas para que puedan acercarse a Ti.
A mí, Señor, ilumíname para que sea capaz de amar y entender a mis semejantes, aun a aquellos que me han hecho daño, y a tomar las mejores decisiones en beneficio de todos.
Y si no es mucho pedirte, Señor, permite que el día de hoy sea mejor que mis días anteriores. Amén.

ORACIÓN PARA QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS

Ten un viaje encantador en la vida. Confía en el Señor con todo tu corazón y Él nunca te fallará, porque Él es impresionante.
Padre divino, Dios afable y amoroso, te ruego que bendigas abundantemente a mi familia y a mí.
Sé que Tú reconoces que una familia es más que cada uno de aquellos que la conforman, para todos los que crean y confíen en Ti.
Padre, mando una oración de súplica de bendiciones para todos los que leen esta oración. Y que la fuerza de la unión en la oración por los que creen y confían en Ti sea más poderosa que cualquier otra cosa.
Dios Padre misericordioso, libera de deudas y cargas económicas a la persona que lee esta oración.
Envíame tu sabiduría para que pueda ser un buen administrador de todo lo que me has dado.
Padre, sé que eres maravilloso y poderoso, y que si te obedecemos y acatamos tu Palabra y tenemos la fe del tamaño de una semilla de mostaza, Tú nos colmarás con tus bendiciones.
Te agradezco, Señor, las bendiciones recientes que he recibido y las bendiciones que todavía habrán de venir, porque sé que Tú aún no has terminado conmigo.
En el nombre de Jesucristo te lo ruego. Amén.

ORACIÓN DE SANACIÓN (1)

Señor, gracias por darme la seguridad en medio de las situaciones difíciles que se me presentan.
En estos tiempos muchos creen que es anticuado hablar del demonio, pero es una realidad a la que nos podríamos enfrentar. Basta con solo ver los cientos de miles de abortos que se realizan a diario, eutanasias, asesinatos a causa de su fe, guerras, secuestros, violaciones, corrupción...
Señor, espero con confianza el día en el que vendrás y harás resplandecer los corazones de los que se confiaron a tu amor.
Ayúdame a ser fuente de bendición para otros, que pueda consolarlos con esa esperanza tuya que anima y embellece el alma.
Me abro a la acción del Espíritu santo para mantenerme siempre atento y no caer en las tentaciones del mundo. Amén.

ORACIÓN PARA DAR GRACIAS A LA DIVINA PROVIDENCIA EL DÍA PRIMERO DE CADA MES

Humildemente vengo a darte las gracias por los infinitos bienes con que tu Divina Providencia me ha colmado. Ingrato sería si no viniese a rendir este justísimo acto de gratitud. Acéptalo no solo por mí sino por mis familiares que abundan en su reconocimiento a la prodigalidad de tu bendita y sacrosanta mano.
Te pido rendidamente por todos mis bienhechores, por todas las personas que, en tu infinita gracia, han intervenido proporcionándome los medios de subsistencia; socórrelos y protégelos.
A mí, hazme digno de tu protección, iluminándome con la antorcha de la fe,para que mientras sea peregrino de este mundo constantemente pondere tu grandeza.
Acepta todos los trabajos y sacrificios que tenga en este mes, los que anticipadamente te ofrezco y que en tu nombre llevaré con resignación.
Dame tu Santísima Bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

OREMOS POR TODOS LOS PADRES DEL MUNDO

Oremos por todos los padres del mundo, pero sobre todo por aquellos jóvenes que, al recibir la noticia de que serán padres, sienten temor y desesperación. Imploremos para que el Espíritu Santo los guíe y fortalezca, pero sobre todo para que sientan el inmenso amor que Dios les tiene y que nunca se sientan solos, pues el Dios de amor que todo lo ve jamás los abandonará.

SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIR ADELANTE

Señor, sin importar las circunstancias, ayúdame a seguir adelante, aprendiendo a ser paciente y a esperar por tus tiempos.
Recuérdame que Tú nunca me darías una carga que yo no pueda soportar, porque donde terminan mis fuerzas, justo ahí empiezan las tuyas. Amén.

ORACIÓN DE LA MAÑANA (14)

Padre celestial, ven a nosotros y danos un día pleno, cargado de bendiciones. Que no nos falte el alimento en nuestros hogares, llena de salud nuestros cuerpos y da la paz a nuestros corazones, en el nombre de Jesús, tu Hijo amado. Amén.

AMADO DIOS

Amado Dios:
Cuando me falten fuerzas, fortaléceme.
Cuando tenga dudas, aumenta mi fe.
Cuando esté triste, consuélame.
Cuando me equivoque, guíame.
Cuando te falle, perdóname.
Cuando sienta soledad, abrázame.
Cuando clame a Ti, escúchame.
Cuando sienta intranquilidad, dame paz.
Cuando busque tu presencia, lléname con tu Espíritu Santo.

CUANDO DIGO BUENOS DÍAS

Cuando digo BUENOS DÍAS yo quiero decir:

Buen Jesús,
Úngeme con tu amor
En este día.
No te apartes de mí,
Ordena mi vida.
Siempre quiero estar contigo.

Dios Todopoderoso y Eterno,
Inspírame con tus dones
A vivir este día
Según tu voluntad. Amén.

ORACIÓN POR MI GRUPO

Señor, pertenezco a este grupo de amigos. Te pido por todos; aumenta en nosotros el espíritu de colaboración, ayuda y sinceridad.
Que nuestras palabras, actos y pensamientos sean siempre de provecho para cada uno. Queremos formar un grupo unido.
Queremos servirte en los demás, concédenos siempre la unidad entre nosotros y contigo.
Que la envidia y el egoísmo estén ausentes de nosotros, como personas y como grupo.
Señor, ¡qué bueno es tener amigos!

SEÑORA MÍA

Señora mía, no te pido ni honores ni riquezas; te pido la gracia de Dios, el amor a tu Hijo, el cumplir su santa voluntad y el paraíso para amarlo eternamente. ¿Será posible que no me ayudes? No, pues ya me ayudas como espero, rezas por mí, me otorgas lo que pido y me aceptas bajo tu protección.
No me dejes, Madre mía; sigue rezando por mí hasta que me veas salvo a tus plantas en el Cielo, bendiciéndote y dándote gracias siempre. Amén.

martes, 30 de julio de 2019

ORACIÓN DE SACRIFICIO POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dios Todopoderoso y Eterno, porque es tu voluntad que recemos por las Almas del Purgatorio, yo te ofrezco, por medio de las manos sin manchas de María, todas las Santas Misas que se celebran hoy, por tu gran honor y por la redención de las Almas del Purgatorio. 
Con humildad te suplico que borres sus culpas por los méritos demasiado valiosos de tu Hijo muy amado y ten piedad de ellas. Para la restitución de la alabanza, el amor, el honor, las gracias y los méritos que estas almas dejaron de mostrar y tomar, yo te ofrezco toda alabanza, amor, honor, gracias y sufrimientos de tu Hijo por los que te honró aquí en el mundo.
En reparación de todos los abandonos y descuidos cometidos por estas almas, te ofrezco el fervor lleno de alabanza con el cual tu Hijo realizó todas sus obras aquí en la tierra, y que ahora son renovadas y entregadas a Ti en todas las Santas Misas.
En reparación de todos los errores y de todo lo que se dejó sin hacer por estas almas, te ofrezco todas las virtudes que practicó tu Hijo y que aún practica y completa en todas las santas Misas.
Por la limpieza de todas las manchas de pecado que estas almas aún poseen, te ofrezco la preciosísima Sangre que tu Hijo derramó aquí en la tierra y que continúa ofreciéndose en todas las Santas Misas.
Como liberación de todos los castigos y tormentos que soportan estas almas, te ofrezco la dolorosa pasión y muerte de tu Hijo muy amado que Él ahora renueva y continúa renovando en todas las Santas Misas.
Para rescatarlas del calabozo ardiente, te ofrezco los méritos infinitos que tu Hijo se ganó en la tierra y que continúa ejercitando y ofreciendo en todas las Santas Misas.
Finalmente, para hacer lo suficiente para cumplir con tu estricta justicia, te ofrezco todas las virtudes y méritos de la vida, sufrimiento y muerte de tu Hijo muy amado, su Santísima Madre, todos los Santos y elegidos que juntos sufrieron más que las Adoradas Almas del Purgatorio dejadas de lado. Amén.

HIMNO NACIONAL DE PERÚ



Coro
Somos libres, seámoslo siempre
y antes niegue sus luces el Sol
que faltemos al voto solemne
que la Patria al Eterno elevó.
Estrofa I
Largo tiempo el peruano oprimido
la ominosa cadena arrastró;
condenado a una cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.
Mas apenas el grito sagrado
¡libertad! en sus costas se oyó,
la indolencia de esclavo sacude,
la humillada cerviz levantó.
Estrofa II
Ya el estruendo de roncas cadenas
que escuchamos tres siglos de horror,
de los libres al grito sagrado
que oyó atónito el mundo, cesó.
Por doquier San Martín inflamado,
libertad, libertad, pronunció,
y meciendo su base los Andes
la enunciaron también a una voz.
Estrofa III
Con su influjo los pueblos despiertan
y cual rayo corrió la opinión;
desde el istmo a las tierras del fuego,
desde el fuego a la helada región.
Todos juran romper el enlace
que natura a ambos mundos negó,
Y quebrar ese cetro que España,
reclinaba orgullosa en los dos.
Estrofa IV
Lima cumple su voto solemne
y, severa, su enojo mostró
al tirano impotente lanzando,
que intentaba alargar su opresión.
A su esfuerzo saltaron los grillos
y los surcos que en sí reparó,
le atizaron el odio y venganza
que heredara de su Inca y Señor.
Estrofa V
Compatriotas, no más verla esclava
Si humillada tres siglos gimió,
para siempre jurémosla libre,
manteniendo su propio esplendor.
Nuestros brazos, hasta hoy desarmados,
estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Iberia,
sentirán de su estruendo el terror.
Estrofa VI
Excitemos los celos de España
pues presiente con mengua y furor
que en concurso de grandes naciones
nuestra patria entrará en parangón.
En la lista que de estas se forme
llenaremos primero el renglón,
que el tirano ambicioso Iberino,
que la América toda asoló.
Estrofa VII
En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.
A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el Sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.

CUARTO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS

A nuestros padres les debemos la vida, la casa, el alimento, el vestido y la educación que recibimos. Nuestros padres nos cuidan mucho cuando estamos enfermos y nos defienden y protegen siempre. Por eso, después de los tres primeros mandamientos que se refieren a nuestros deberes para con Dios viene el cuarto que dice: Honrarás a tu padre y a tu madre, para que sepamos que, después del amor que al Señor debemos, estará siempre el amor a nuestros padres.
Honrar a los padres es quererlos mucho, obedecerles siempre, socorrerlos en sus necesidades y reverenciarlos.
La Sagrada escritura habla de estos deberes en muchos de sus libros. Así, por ejemplo, leemos en el Eclesiastés:
El que teme al Señor honrará a su padre y a su madre... Alivia a tu padre en su vejez y no le des sentimiento alguno durante su vida... La caridad que usares con tu padre no será puesta en olvido.
Y San Pablo dijo:
Obedeced a vuestros padres en todo lo que es conforme a la voluntad del señor, es decir, en todo lo que es bueno.
Los niños deben tener por modelo al Niño Jesús, amando y obedeciendo a sus padres como Jesús amó y obedeció a la Virgen María y a San José.
Pero no solo tenemos deberes para con nuestros padres. También los tenemos para con los mayores de edad, dignidad y gobierno, principalmente para con nuestros maestros, a los que debemos amor, respeto, obediencia y gratitud.
El cuarto mandamiento comprende igualmente los deberes de los padres para con sus hijos y los de superiores a inferiores.
Los padres deben amar a sus hijos, alimentarlos, educarlos cristianamente y darles oficio o carrera según sus posibilidades. 

lunes, 29 de julio de 2019

ORACIÓN AL SANTO NOMBRE DE JESÚS


Jesús, Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, tanto amas a la humanidad que no solo te rebajas a hacerte hombre, sino que eres el manso cordero que cargas con los pecados de todos nosotros.
Gracias por el don de tu humildad, tu misericordia y tu perdón.
Quiero que mi vida de cada día esté limpia de pecado, nunca indigna de un discípulo tuyo.
Te pido que toda mi existencia transcurra siempre en tu compañía, y las últimas palabras sean repetir tu Santísimo Nombre, JESÚS, el Nombresobretodonombre.
Líbrame de todos los peligros y cuídame en el camino para no tropezar y dejarme pisotear por la influencia del maligno.
Por tu poderoso Nombre, ahuyenta todo mal espíritu que vaga a mi alrededor buscando mi perdición y queriendo desviarme de tu camino.
Por tu poderoso Nombre, sáname de mis dolencias y aflicciones.
Así como San Pedro y San Juan sanaron a aquel paralítico mendigo apostado fuera del templo invocando tu Santo Nombre (Hebreos 3, 1-10), yo también imploro a tu Santísimo Nombre Jesucristo para que te lleves contigo toda enfermedad que mantiene paralizada mi vida física y espiritual.

(Hacer la petición)

Confío en Ti, en el poder de tu amor, en la inmensidad de tu Santo Nombre, por el que se hicieron todas las cosas del Cielo y de la tierra.
Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

domingo, 28 de julio de 2019

ORACIÓN PARA CUANDO HE PECADO GRAVEMENTE CONTRA DIOS

Señor, he pecado. Con el corazón hecho pedazos vengo a pedirte perdón.
Sé que no hay maldad tan mala capaz de impedirte amarme.
Me da vergüenza verte crucificado y encima pedirte favores, pero te necesito, Señor. Por tu inmensa compasión, borra mi culpa.
Mírame, soy débil, vulnerable, pecador. Yo, miseria. Tú, misericordia. Tú que puedes sacar bien del mal, levántame, Señor. Sáname, restáurame. Hazme un hombre.
Desde la altura del cielo nos viste sufrir y con el estandarte del amor viniste al encuentro del hombre que sufre.
Una y otra vez he comprobado que lo que atrae tu mirada misericordiosa sobre mí es mi estado de miseria.
No son mis méritos los que me hacen agradable a tus ojos, sino la omnipotencia de tu misericordia, la incomprensible gratuidad de tu amor. No debe haber pecado capaz de tenerme alejado de Ti.
Por más vergüenza y dolor que sienta, siento también la confianza de venir a pedirte perdón con la certeza de que siempre encontraré la mirada del Buen Pastor.
Tus ojos están puestos en los que esperan en tu misericordia (Salmo 32). Por eso estoy aquí, una vez más de rodillas ante Ti, Cristo crucificado. Vengo a declararme débil, miserable, pecador. Vengo a pedirte perdón.

(Guarda silencio, escucha que te absuelve y que te dice: "Te sigo amando igual". Déjate amar).

Gracias, Jesús. Cuando hago oración contemplándote en la cruz, te me revelas como Misericordia. Tu amor crucificado es una invitación a la confianza.
Te lo suplico, Señor, que hoy y cuando tenga la desgracia de perder la gracia, no olvide jamás que Tú, Dios, moriste crucificado para salvarme; que no pierda nunca la esperanza de tu misericordia.
Como el ladrón que paga sus culpas en el Calvario, también yo te suplico: acuérdate de mi a la hora de mi muerte y consérvame a tu lado para siempre. Amén.

EL PILOTO

Una niña abordó un avión para viajar a Nueva York, llamando la atención de todos. Subió al avión con boleto en mano, buscando su asiento y se sentó a mi lado. Se veía una niña educada, segura e inteligente. Me miró, sonrió, sacó un libro y comenzó a dibujar, pintar y colorear. A pesar de su corta edad, como mucho unos 8 años, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.
El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De pronto una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero la niña mantuvo su calma y serenidad en todo momento ¿Cómo lo hacía?, ¿por qué su calma? Hasta que una mujer, frenética, le preguntó: – Niña: ¿no tienes miedo? – “No señora”, contestó la niña, y mirando su libro de pintar le dice: – “Mi padre es el piloto”
A lo largo del camino nos vamos a encontrar con sucesos que nos sacudan como en una turbulencia. Habrá momentos en los que no veremos el terreno sólido y nuestros pies no pisarán lugar seguro. No veremos dónde sostenernos, estaremos inseguros. En esos tiempos hay que recordar que nuestro PADRE es el piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador.
Así que la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, CONFÍA y di para ti mismo/a: ¡Mi PADRE es el piloto!

NUESTRA GENEROSIDAD

Ella le preguntó: "¿A cuánto estás vendiendo los huevos?". 
El viejo vendedor respondió: "10 céntimos por un huevo, señora".
Ella le dijo: "Tomaré 6 huevos por 50 céntimos o me iré". 
El viejo vendedor respondió: "Lléveselos al precio que quiera. Puede ser este un buen comienzo porque hoy no he podido vender ni un solo huevo".
Ella tomó los huevos y se fue sintiendo que había ganado. Se subió a su lujoso automóvil y se fue a un elegante restaurante con su amiga. Allí, ella y su amiga, ordenaron lo que les gustaba. Comieron un poco y dejaron mucho de lo que ordenaron. Luego ella fue a pagar la cuenta. La factura le costó 350 euros.  Dio 400 y le pidió al dueño del restaurante que se quedara con el cambio.

Este incidente podría haber parecido bastante normal para el propietario, pero muy doloroso para el vendedor de huevos pobre.
La cuestión es:
¿Por qué siempre demostramos que tenemos el poder cuando compramos a los necesitados? ¿Y por qué somos generosos con aquellos que ni siquiera necesitan nuestra generosidad?

Una vez leí en alguna parte:
"Mi padre solía comprar productos simples a los pobres a precios altos, aunque no los necesitaba. A veces solía pagarles más. Me preocupé por este acto y le pregunté por qué lo hacía. Entonces mi padre respondió: "Es una caridad envuelta en dignidad, hijo mío".

BENDICIÓN APACHE

Que el sol te traiga nueva energía cada día.
Que la luna, dulcemente, te restaure por la noche.
Que la lluvia se lleve tus preocupaciones.
Que la brisa sople nueva fuerza dentro de tu ser.
Que puedas caminar suavemente por el mundo.
Y conocer su belleza todos los días de tu vida.

¡OH, MARÍA, SEÑORA MÍA!

¡Oh, María, Señora mía!
enséñame en este día
lo que la caridad sería
para llegar algún día
a la Tierra Prometida.
¡Oh, María, Rosa Castísima!
muéstrame el camino de la verdad
para que llegue a la santidad.
Amén.

sábado, 27 de julio de 2019

CITA DE BARUCH DE SPINOZA, FILÓSOFO HOLANDÉS DEL S. XVII. CONVERSACIONES CON DIOS

Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho. Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.
Deja ya de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, en los ríos, en los lagos, en las playas. Ahí es donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío. ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te creó? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios sería ese?

GRACIAS POR TODO, SEÑOR

Señor, Dios nuestro, gracias por estar entre nosotros como padre y dejarnos ser tus hijos en la tierra. Te damos gracias porque como hijos tuyos podemos encontrar la vida en espíritu y en verdad. 
Permite que cada uno de nosotros encuentre cómo se puede elevar nuestra vida en la tierra por medio de tu Espíritu, pues Él nos puede dar lo que nosotros los humanos no poseemos, tanto que nuestro trabajo diario y toda nuestra lucha y sacrificio por las cosas exteriores de la vida sean impregnadas de lo más alto y grande. 
Tu Espíritu nos puede cuidar de caer en caminos vulgares y superficiales y de perdernos en experiencias mundanas efímeras, sin importar cuánto cautivan nuestra atención.
Gracias por todo lo que Tú has hecho por tus hijos. Continúa ayudándonos, para servirte cada día con alegría y gratitud. Amén.

ESCUCHA NUESTRO LLANTO, SEÑOR

Señor, Dios nuestro, luz de la humanidad en Cristo Jesús, llenos de alegría y confianza te pedimos acceso a tu poder supremo, tu poder contra toda oscuridad, pecado, muerte y esclavitud. Que nos sintamos cercanos a tu poder supremo.
Escucha nuestro llanto, ya que somos y siempre seremos tus hijos, a quienes Tú has prometido la redención y liberación. Juntos nos aferramos a esta promesa y venimos ante Ti diciendo: "Nosotros somos tus hijos en Jesucristo el Salvador, a quien Tú nos has enviado". Somos tus hijos, escúchanos y bendícenos individualmente y juntos como un pueblo, fortalecido para servirte en el ministerio de nuestro mundo. Amén.

LAS CINCO AFIRMACIONES QUE DESTROZAN LA FAMILIA Y, POR CONSECUENCIA, LA SOCIEDAD

1. ABORTO.- Los niños complican la vida, mejor los matamos antes de nacer.

2. EUTANASIA.- Los viejos y discapacitados ya no sirven, mejor los matamos para que no sufran más.

3. MATRIMONIO.- ¿Para qué? Es mejor vivir en unión libre y sin ataduras.

4. LAICISMO.- Yo no creo en Dios, solo en mí mismo y eso me basta.

5.- CONCLUSIÓN.- Sin hijos, sin padres, sin familia, sin Dios, sin nada.

viernes, 26 de julio de 2019

EPIGRAMAS DE ALFREDO PALLARDÓ (1855-1929)

El que roba a una doncella
para casarse con ella
es loco y loco de atar,
pues hace ¡voto a Luzbel!
como el que roba un cordel
con que un día le han de ahorcar.
------------ 
Se vino al fin a dormir
componiendo un drama Aznar
y es que empezó a presentir
lo que había de ocurrir
a quien lo fuera a escuchar.
------------ 
Más de un vejete cazurro
conozco yo y no es embrollo,
que queriendo hacer el pollo
sólo logra hacer el burro.
------------
Matrimonio, ¿qué supone?
¿Matrimonio? ¡Esta es más negra!
Lazo que no hay quien abone,
pues la mujer te lo pone
y te lo aprieta la suegra.
-------------- 
Desde los quince a los treinta
va a escape el amor del hombre,
de los treinta a los cuarenta
ya no anda más que al galope,
llega a los cuarenta y cinco
y es ya tan manso su trote
que por más que el seso aguije
todo un volcán de ilusiones,
perdidos ya los estribos,
ni anda, ni vuela, ni corre.
---------------
Es por cierto nuestra era
era de precocidad.
Ya nada importa la edad,
y yendo de esta manera
tenorios con chichonera
será la posteridad.




jueves, 25 de julio de 2019

LA SALVE (Miguel Antonio Caro)















¡Salve, oh Virgen María!
¡Salve, Reina inmortal del alto cielo,
Madre de Dios, del ángel alegría,
de los hombres consuelo!
Deja que con los ángeles el hombre
te salude y te nombre:
¡Salve, Reina inmortal, salve, María!

Virgen, Tú nuestra vida,
tú eres nuestra salud. ¿Sin Ti qué hiciera
la pobre humanidad? Ciega y perdida
en sombras falleciera.
Tú al dragón quebrantaste la garganta,
Virgen, con tierna planta:
¡Tú eres nuestra salud, Tú nuestra vida!

Tú eres nuestra dulzura;
Tú, Madre de Piedad, nuestra esperanza,
tus favores, bondades y ternura,
¿quién a decir alcanza?
Tú, bendita entre todas las mujeres,
nuestra dulzura eres,
¡Tú, Madre de piedad, nuestra esperanza!

Señora, a Ti clamamos
los hijos de Eva en nuestro valle triste,
¡oh Madre, a Ti los ojos levantamos!
Nuestra flaqueza asiste.
Sí; peregrinos de la patria ausentes,
con lágrimas ardientes
los ojos levantando, a Ti clamamos.

Clamamos; caen al suelo
lágrimas de dolor, hondo gemido
brota de nuestro labio y sube al cielo.
No entregues al olvido,
Tú que lloraste al pie del leño santo,
Tú que sufriste tanto,
nuestras lágrimas, ¡ay! nuestro gemido.

Tú eres nuestra abogada,
tus claros ojos vuélvenos, María;
y al fin de nuestra mísera jornada,
muéstranos, Virgen pía,
el fruto santo de tu seno, fuente
de luz indeficiente;
¡Tú que eres nuestro bien, Virgen María!

RELOJ DE LA PASIÓN QUE AUMENTÓ Y SOLÍA REZAR EL V. P. LEONARDO LESIO

A MAITINES

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
te postras en oración,
te resignas a la voluntad del Eterno Padre,
cargas con el peso inmenso de nuestras culpas,
padeces mortal e inexplicable tristeza,
sufres en espíritu todos los tormentos, que luego habías de padecer,
sudas sangre en tu agonía,
eres confortado por un ángel,
sales al encuentro a tus enemigos,
eres entregado por Judas con ósculo de paz,
maniatado por crueles ministros,
abandonado por los discípulos,
presentado a Anás y Caifás,
herido por un siervo con cruel bofetada,
acusado por falsos testigos,
juzgado reo de muerte,
tu rostro es escupido,
tus ojos vendados,
eres maltratado con golpes y bofetadas,
ofreces tu cuerpo a los que te atormentan,
tu rostro a los que te mesan la barba,
eres blasfemado y afrentado,
y hasta Pedro te niega tres veces:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A PRIMA

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
te condena por la mañana el Concilio,
te entregan atado a Pilatos,
eres acusado por los judíos,
opones admirable silencio a sus acusaciones,
te remiten a Herodes,
eres preguntado por él curiosamente en muchas cosas,
Te desprecian y burlan Herodes y su ejército,
te ponen vestidura blanca,
y te remiten de nuevo a Pilatos:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A TERCIA

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
te condenan a ser azotado,
te despojan de tus vestidos,
te atan desnudo a la columna,
te hieren con crudelísimos azotes,
te magullan las carnes por nuestros delitos,
te atormentan con acerbísimos dolores,
te hacen saltar sangre por todo el cuerpo,
te tratan como a vil esclavo,
te permiten cubrirte con tus vestidos,
te despojan otra vez de ellos,
te ponen clámide de púrpura,
te coronan de espinas,
te ponen en la mano caña por cetro,
te saludan con escarnio Rey de los judíos,
te escupen en la cara,
te dan bofetadas,
te hieren la cabeza con una caña,
te hartan de dolores y oprobios,
te sacan al público con tal disfraz,
te ofrecen en espectáculo al pueblo,
te juzgan como a leproso, y herido de la mano de Dios,
piden a grandes gritos que seas crucificado,
te posponen a Barrabás,
te condenan a muerte cruel e ignominiosa,
te entregan a voluntad de los judíos,
te cargan con el peso de la cruz,
y te conducen como oveja al matadero:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A SEXTA

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
te desnudan de tus vestidos por tercera vez,
te extienden desnudo sobre la cruz,
te clavan en ella de pies y manos,
te hieren por nuestras maldades,
te estiran cruelmente todo el cuerpo,
te atormentan con acerbísimos dolores,
te enarbolan sobre la cruz,
te hacen espectáculo admirable a los hombres y a los ángeles,
derraman tu sangre a borbotones por las cuatro fuente de tus llagas,
y Tú extiendes los brazos para recibir en ellos a los pecadores:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A NONA

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
eres crucificado entre dos ladrones,
contado entre los inicuos,
hecho el oprobio de los hombres,
blasfeman de ti los transeúntes,
te escarnecen los judíos,
te burlan en la cruz los soldados,
te hartan de improperios,
y en medio de tantos dolores y contumelias,
Tú ruegas al Padre por tus enemigos,
prometes al ladrón penitente el paraíso,
das a tu Madre a Juan por hijo,
atestiguas estar abandonado por el Padre,
sediento te dan a beber hiel y vinagre,
confiesas haber ya cumplido todo lo que de Ti estaba escrito,
encomiendas tu alma en manos del Padre,
y Él, por la reverencia a Ti debida, escucha como siempre tus súplicas,
te haces obediente hasta la muerte de cruz,
eres traspasado por una lanza,
mana agua y sangre de tu costado,
sanas con tus cardenales nuestras llagas,
y te haces propiciación por nuestros pecados:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A VÍSPERAS

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
eres depuesto de la cruz,
recibido en los brazos de tu Madre,
y llorado con muchas lágrimas,
y María con tus amigos quedó en angustias:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.

A COMPLETAS

Salve, hora sagrada, en la cual, oh Jesús mío,
eres envuelto en una sábana,
llevado al sepulcro,
sepultado,
y María con los fieles amigos te llora,
y se espera en tanto la Resurrección:
Señor mío Jesucristo,
te ofrezco todas estas penas,
te doy gracias, alabo y bendigo por ellas,
te pido por todas que tengas piedad de mí.




miércoles, 24 de julio de 2019

TERCER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS


Dios nuestro Señor creó el mundo en seis días o épocas y descansó el día séptimo. Por eso nosotros, después de seis días de trabajo, descansamos también el día séptimo, que es el domingo. Y descansamos el domingo (palabra que quiere decir día del Señor) porque en un domingo tuvo lugar la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
La Iglesia, además de los domingos, estableció otros días festivos o fiestas. La palabra fiesta significa día feliz.
Los domingos y demás días festivos establecidos por la Iglesia deben ser santificados, como ordena el tercero de los mandamientos de la Ley de Dios: Santificarás las fiestas.
Para santificar las fiestas hay que oír Misa entera con toda devoción. Además, en los días festivos nadie puede hacer trabajos serviles, como cavar, arar, levantar una pared, etc., pero podemos leer, escribir, pasear, jugar, etc.
Sin embargo, hay algunas causas que autorizan el trabajo en días festivos. Por necesidad están permitidos los trabajos de ferroviarios, panaderos, salvar una cosecha en peligro, etc., siempre que quienes los realicen oigan la santa Misa.
Por motivos de caridad se puede trabajar en favor de los enfermos y de los pobres.
Están obligados a oír Misa todos los cristianos que hayan hecho su Primera Comunión.

martes, 23 de julio de 2019

COMO UNA FLOR (José Maqueda Alcaide)

Ibas arrancando del hermoso prado
aquellas flores de tonos hechiceros,
mas, al cogerlas, espinos traicioneros
herían tu cutis terso y sonrosado.

Suspiros leves y lentos y serenos,
cruzaban la puerta de tu boca bella...
Iba tu mano a arrojar la rosa aquella;
pero al olerla, guardábasla en el seno.

Sucede en mi alma lo que en la pradera:
Eres tú la rosa que me espina el alma;
yo a pesar de todo con amante calma
aspiro el perfume de la flor tan fiera. 

SEGUNDO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS


El segundo mandamiento de la Ley de Dios dice así: No tomarás el nombre de Dios en vano.
Toma el nombre de Dios en vano quien blasfema o lo usa sin el debido respeto.
Blasfemar es decir palabras o hacer gestos injuriosos contra Dios, la Virgen, los Santos o la Religión.
La blasfemia es pecado gravísimo porque el blasfemo insulta a Dios, que es infinitamente Santo y, además, su Creador y Redentor. La blasfemia está castigada por las leyes divinas con el infierno.
Usa el nombre de Dios sin el debido respeto quien jura sin verdad, sin justicia o sin necesidad, y quien no cumple sus votos.
Jurar es poner a Dios por testigo de lo que decimos o prometemos. El juramento es un acto agradable a Dios, siempre que se haga con verdad, con justicia y con necesidad.
El juramento sin verdad es siempre pecado mortal, como el que comete quien jura por Dios que ha pagado una deuda sin haberla pagado.
El juramento sin justicia, es decir, con un fin malo, es pecado mortal o venial, según que la materia sea grave o leve. La persona que jurase matar a otra, por ejemplo, cometería un pecado mortal.
El juramento sin necesidad es el del que jura por Dios que es verdad una cosa cuando le bastaba decir sí o no, es decir, cuando no hay motivo alguno que justifique el juramento. El juramento sin necesidad es pecado venial si juramos con verdad y con justicia.
También peca contra este mandamiento el que hace voto o promesa a Dios de hacer alguna cosa buena y luego no la hace o tarda mucho tiempo en hacerla.

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (3)

Espíritu Santo, concédeme para mí y mi familia aquellos dones con que fortaleciste a los Apóstoles, aquella gracia poderosa que ilumina el entendimiento y mueve dulcemente la voluntad. Toma bajo tu divina protección a mis hijos, presérvalos de toda pasión vergonzosa, protégelos y líbralos de caer en los lazos de la seducción con que el demonio intenta hacerlos caer en el pecado. Hazlos humildes, obedientes, honrados y temerosos de Dios, amantes de la verdad y de la religión. Dales gracia para vencer los vicios y pasiones. Y a mí, concédeme el acierto necesario para educarlos y dirigirlos. Amén. 

PEPITO EL LEÑADOR (Cuento de Calleja)











sábado, 20 de julio de 2019

A TI (José Maqueda Alcaide)

Niña preciosa,
niña hechicera,
ven a mi vera,
preciada flor.
Y con ternura
limpia mi llanto
con dulce canto
lleno de amor.
Deja que bese 
tus labios rojos
mientras tus ojos,
con dulce calma,
miren ufanos
y tus pupilas
bellas, tranquilas,
lleguen a mi alma.
Deja que guste,
cual sibarita, 
de tu boquita 
la dulce miel...
¡No seas, chiquilla,
tan zahareña!...
Mira risueña.
¡No seas cruel!
Si no me quieres
de pena muero,
lo que prefiero yo,
sin tu amar;
pues tengo, niña,
mi amor soñado
en tu encantado
rostro, sin par. 

LAURA AGUIRRE HILLA (LA SEÑORITA LAURA, UNA VIDA PARA LOS DEMÁS)









viernes, 19 de julio de 2019

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO DEL CARDENAL VERDIER

Oh, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia santificación.
Espíritu Santo, dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar. Dame acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar. Amén.

ORACIÓN DE LA MAÑANA (13)

Señor, en el silencio de este día que nace vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver por encima de las apariencias a tus hijos como los ves Tú mismo, para así poder apreciar la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración, guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que solo los pensamientos que bendigan permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor, y haz que durante este día yo te refleje. Amén.

jueves, 18 de julio de 2019

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO (1)

Madre del Perpetuo Socorro, concédeme la gracia de que pueda siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el socorro del que vive y esperanza del que muere.
María dulcísima, María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi vida.
Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues en todas mis tentaciones y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: María, María, Madre mía.
Qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con solo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre mía.
Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado para bien nuestro ese nombre tan dulce, tan amable y bello.
Mas no me contento con pronunciar tu bendito nombre, quiero pronunciarlo con amor, quiero que el amor me recuerde que siempre debo acudir a ti, Madre del Perpetuo Socorro. Amén.

NOCHE DE ENERO (José Maqueda Alcaide)

La lluvia caía despiadada y cruel y los cristales de las ventanas gemían lúgubremente al ser azotados por ella. Los árboles oscilaban y mecían sus copas al impulso del vendaval y todo ponía una nota triste de desolación, de misterio, de terror...
Todo dormía calladamente. Apenas se veían otras luces que la amarilla y enfermiza de los escasos faroles y la instantánea, cegadora e impetuosa de los relámpagos que se sucedían insistentes y monótonos.
Madrid dormía silente y solo la tempestad despertaba en «crescendo» vandálica y destructora.
Allá, al extremo de esas calles madrileñas interminables y oscuras, pugnaban por apagarse algunos farolillos de luz pálida y exigua, y se divisaba, aunque desvaída y como entre brumas, la fachada de un templo.
Cayeron pesadas y ceremoniosas cuatro campanadas de la torre de la lejana iglesia y yo, que al azar vagaba por aquel lugar tan solitario, me dirigí a ella y apreté el paso tratando de cobijarme contra la lluvia, debajo de los balcones que en esta ocasión me parecían un palio suntuoso y estupendo.
El «boulevard» estaba casi desierto. Algún que otro noctámbulo o algún desheredado de la fortuna eran los únicos transeúntes. Yo proseguía andando; aún me faltaban para arribar al templo unos sesenta pasos. Caminaba torpe e inseguro pues la obscuridad era casi absoluta. No obstante como la necesidad hace a uno hasta nictálope, caminaba.
Tenía frío. Sobre todo los pies semi-descalzos, pues solo los protegían unos sórdidos zapatos, los tenía helados y yertos. Mis dientes castañeteaban y todo mi cuerpo, únicamente cubierto por unos mugrientos y haraposos guiñapos que no osaría llamar traje, tiritaba aterido de frío.
Largo rato anduve, las manos metidas en los bolsillos, la gorra colada hasta las cejas y apurando con delectación un ínfimo cigarrillo que entonces se me ofrecía un «Cavalla» o un turco.
Por fin llegué al templo. Al contemplar una Virgen en su frontispicio, diéronme súbitas ganas de llorar no sé por qué. Era una Dolorosa como pude después observar y estaba iluminada por dos farolillos de cristales rojos que esparcían la luz sobre aquel rostro en el que había un rictus de dolor y abnegación que divinizaban su perfección y delicadeza.
Instintivamente me arrodillé y recé largo rato, mas no con esos rezos que decimos maquinalmente sin saber lo que significan. ¡No! Mi prez fue una oración, no salida de mis labios, de mi corazón y preñada de fe y desconsuelo.
Después me dirigí al portal y allí me arrebujé como pude en mis mojadas ropas y me puse en cierto modo a cubierto del agua. Me dolían las sienes y sentía como si me pincharan en las cuencas de los ojos. Al restregármelos noté que lloraba. Estaba postrado, calenturiento, exhausto...
Después de esto sin duda me dormí o perdí el conocimiento a causa de la fiebre, la debilidad y el frío.
Al despertar contemplé una escena melodramática y horrible: una mujer yacía en el suelo y apretaba contra su flácido y exangüe pecho el cadáver de su hijito. Parecía que lloraba a juzgar por las muecas de dolor en que se contraía su cara alabastrina y sutil que tantas analogías tenía con la de la Virgencita de los Dolores aquella.
Parecía que lloraba... Pero ni sus ojos color de uva, rasgados inverosímilmente y sombreados por las pinceladas oscuras de sus ojeras, vertían lágrimas, ni su garganta palpitadora articulaba sollozos. Solo sus ojazos calmosos y acariciantes pregonaban con un lenguaje quizá telepático, la tempestad que se desencadenaba inexorable en su alma.
Largo rato permanecí contemplándola, mudo, estático, cariacontecido, y después rompí a llorar y mis lágrimas rodaron como ascuas por mi rostro.
Entonces en aquel estado de demencia o de idiotez recordé aquel romance que hiciera para distraer mi tedio y que ahora resultaba tan tristemente verídico:
Temblad pobres que dormís
en la puerta de los templos,
porque ya vienen las lluvias,
porque ya llega el invierno.
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—¡Señorito! acaban de dar las once... ¿abro la ventana? 
Yo desperté sobresaltado a la voz del sirviente.
—¡Sí! ¡Sí! Ábrala, que entren los rayos del sol —le dije notoriamente sobresaltado.
 El criado abrió la ventana y la luz acarició como un néctar mirífico y reparador mis sienes febriles y besó, solícita, mis humedecidos ojos.
—¡Ah! ¡Qué júbilo! ¡Era todo una trágica pesadilla!... Entonces, ¿no era verdad aquella triste historia? No. Pero podía suceder. Ese era el dolor que me quedaba... ¡Sí! ¡Podía suceder!.
¡Cuán triste y pedregoso es el calvario de los desamparados, que no tienen pan ni hogar!
El pudiente mira el invierno con desdén. Como él tiene lecho y hogar... ¿qué le importa que llueva y haga frío?
Los pobres tiemblan de horror a la llegada del invierno, que a lo peor les arrebata a sus hijitos exterminador y vesánico.
Su único refugio es el portal de los templos. Allí se encaminan desfallecientes y necesitados como demandando amparo a la Virgen humilde y caritativa. 

PUEDE FALTARME DE TODO, PERO QUE NO ME FALTES TÚ

Dios mío, dame en este día la gracia de vivir de tu amorosa Providencia y de comprender que nada ni nadie puede ocupar en mi corazón el lugar que solo te pertenece a Ti.
Ni el dinero, ni la fama, ni el poder, ni los placeres pueden en mi corazón ocupar el lugar que es solamente para Ti.
¡Bendita Eucaristía, enamórame de Ti!

ORACIÓN DE LA MAÑANA (12)

Señor mío y Dios mío, en esta mañana que me concedes me siento feliz porque estoy vivo. Hoy no voy a poner quejas por mi vida, quiero hablarte y también quiero escucharte. Yo sé que he desperdiciado muchos días sintiéndome amargado y frustrado, gastando mi tiempo en peleas y en discusiones sin sentido, dejando que el egoísmo se apodere de mí y que la envidia no me deje disfrutar de los dones que Tú me has dado.
Pero hoy quiero dejar de pensar en lo que no me deja ser feliz, no quiero pensar en lo que me esclaviza, no quiero poner mi atención en lo que no está bien, sino en aquello bueno que Tú me regalas, en mis capacidades y fortalezas.
Yo sé que Tú me amas, sé que estás a mi lado, sé que me llenas de fuerza en medio de la adversidad, que me consuelas en medio de mis dolores y que me sacas del fango cenagoso en el que pueda caer; todo porque me amas hasta el extremo, porque así lo decidiste, pues todo es iniciativa tuya, Señor. Amén.

PARA MUESTRA... (Manuel del Palacio)

Metieron en un serón
a un burro, y en otro igual
(no sin ponerle un bozal)
a un corpulento león.
Después que cosidas bien
las dos fundas estuvieron,
un boquete les abrieron
en menos de un santiamén.
Pero el boquete era chico,
y el pueblo no adivinaba
ni dónde la fiera estaba,
ni dónde estaba el borrico.
—Daré un premio al que lo acierte,
dijo el alcalde don Roque;
todo el mundo mire y toque,
a ver quien logra la suerte.
—Yo he sido, gritó una vieja,
y mi cálculo no marra;
por aquí asoma una garra,
por allí apunta una oreja.
Y ganó el premio la tía,
pues como era natural,
descubrió cada animal
lo que descubrir podía. 
Del autor y su destino
el vulgo, que es adivino,
así juzga con razón:
¿saca la garra? león;
¿saca la oreja? pollino.