San Antonio milagroso,
yo te suplico llorando
que me des un buen esposo
porque ya me estoy pasando.
San Antonio bendecido,
santo de mi devoción,
por tu santa intercesión
dame por Dios un marido,
sea viejo, manco o tullido,
que me quiera en todo caso,
y si no un soldado raso
o un recluta de cuartel
para casarme con él:
¡que me paso! ¡que me paso!
No te pido un general,
duque, conde o marqués,
que lo que yo quiero es
un hombre que sea formal;
sea ladrón más criminal,
el caso es tener marido;
ya ves que he padecido
en el materno regazo:
¡Oh san Antonio querido,
no ves, no ves que me paso!
Santo misericordioso,
te lo pido y en ti espero,
que me des un compañero,
¡un esposo, un buen esposo!
Aunque sea un viejo gotoso,
nada me importa el frentazo,
porque nadie me hace caso,
me huyen como a Lucifer:
¡piedad para esta mujer!...
¡Mira, santo, que me paso!
Por tu santa castidad,
¡oh san Antonio bendito!,
ten de mí piedad, piedad,
por tu poder infinito.
Dame siquiera un viudito
que me de un buen puntazo,
no me pongas largo plazo,
arregla mi matrimonio,
cásame con el demonio
¡porque si no yo me paso!
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