¡Oh, Dios mío! Creo y adoro las verdades que voy a leer. Penétrame de los sentimientos con que fueron pronunciadas. Propongo con el auxilio de tu gracia practicar los preceptos y consejos que contienen e imitar los ejemplos de virtud que encuentre en ellas.
Habla, Señor, que tu siervo escucha. Dame inteligencia para que pueda entender tu Ley y guardarla en mi corazón.
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