martes, 2 de julio de 2019

EL PECADO ORIGINAL

Dios creó a nuestros primeros padres en estado de inocencia y felicidad, concediéndoles muchos dones que los hacían semejantes a Él.
Les concedió la gracia santificante, por la que eran hijos de su Creador y herederos de su gloria, el conocimiento de todas las cosas necesarias a su estado, y otros dones que los libraban de las enfermedades, dolores y fatigas del cuerpo o del alma, de la muerte y de la inclinación al pecado.
Estos dones habían de ser transmitidos a todos sus descendientes.
Dios quiso probar la fidelidad de nuestros primeros padres, y para ello les impuso el precepto de no comer el fruto de un árbol que estaba en el centro del paraíso:
- Comed de los frutos de todos los árboles; pero no toquéis los del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si coméis de él, moriréis infaliblemente.
Adán y Eva desobedecieron a Dios comiendo de la fruta prohibida, con lo cual pecaron.
Este pecado se llama pecado original. Y todos, salvo la Virgen María, nacemos con él, heredado de nuestros primeros padres.
Como consecuencia del pecado original, Adán y Eva perdieron la gracia santificante; fueron arrojados del paraíso terrenal, condenados a sufrir enfermedades y otras miserias (guerras, hambre, etc.) e inclinados al pecado. Y todos sus descendientes nacemos privados de la gracia y de los demás dones.
El pecado original se nos quita al recibir el Bautismo.

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