Señor, Dios nuestro, luz de la humanidad en Cristo Jesús, llenos de alegría y confianza te pedimos acceso a tu poder supremo, tu poder contra toda oscuridad, pecado, muerte y esclavitud. Que nos sintamos cercanos a tu poder supremo.
Escucha nuestro llanto, ya que somos y siempre seremos tus hijos, a quienes Tú has prometido la redención y liberación. Juntos nos aferramos a esta promesa y venimos ante Ti diciendo: "Nosotros somos tus hijos en Jesucristo el Salvador, a quien Tú nos has enviado". Somos tus hijos, escúchanos y bendícenos individualmente y juntos como un pueblo, fortalecido para servirte en el ministerio de nuestro mundo. Amén.
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