Después de haber creado los seres del reino mineral, vegetal y animal, el Señor dijo:
- Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Y formó el cuerpo del primer hombre con barro de la tierra, e inspiró en este cuerpo un espíritu inmortal, esto es, un alma que no muere, y le llamó Adán. Más tarde, de una costilla de Adán, formó el Señor a la primera mujer, que fue Eva.
El hombre es un ser racional y libre, compuesto de alma y cuerpo, creado por Dios a su imagen y semejanza.
Decimos que el hombre es un ser racional porque Dios le ha dado razón, es decir, entendimiento para pensar y conocer, lo que no pueden hacer los animales, Y decimos que el hombre es libre porque puede querer una cosa o no quererla; puede elegir el bien o el mal, y hacerse de este modo merecedor del premio o del castigo.
El alma es espiritual e inmortal, y está dotada de memoria, entendimiento y voluntad. El alma la recibimos de dios y a Él tiene que volver.
Por el alma el hombre es semejante (no igual) a Dios.
El cuerpo es corruptible y mortal. Procede de la tierra y volverá a ella.
El cuerpo es muy inferior al alma. Por eso debemos estimar mucho más el alma que el cuerpo.
El hombre fue creado por Dios para que le sirva en esta vida y le goce en la eterna.
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