Señor, gracias por darme la seguridad en medio de las situaciones difíciles que se me presentan.
En estos tiempos muchos creen que es anticuado hablar del demonio, pero es una realidad a la que nos podríamos enfrentar. Basta con solo ver los cientos de miles de abortos que se realizan a diario, eutanasias, asesinatos a causa de su fe, guerras, secuestros, violaciones, corrupción...
Señor, espero con confianza el día en el que vendrás y harás resplandecer los corazones de los que se confiaron a tu amor.
Ayúdame a ser fuente de bendición para otros, que pueda consolarlos con esa esperanza tuya que anima y embellece el alma.
Me abro a la acción del Espíritu santo para mantenerme siempre atento y no caer en las tentaciones del mundo. Amén.
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