Silenciad vuestra mente y vuestro corazón y percibiréis la vida de Dios en todas las cosas y en toda la creación.
Silenciad vuestra mente y vuestro corazón y sentiréis la vida de Dios en el aire que respiráis, en las ramas, en las hojas de los árboles y en el vuelo de las aves.
Silenciad vuestra mente y vuestro corazón y viviréis la vida de Dios en el aliento del Espíritu divino que envuelve toda la creación.
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